10 de junio de 2010

Desahóguese aquí #9

A finales del año pasado en mi comunidad de vecinos ocurría algo insólito. Resulta que tenemos un pequeño terreno o solar común para toda la mancomunidad totalmente en desuso donde crecían los hierbajos y que algunos utilizábamos de vez en cuando para que el perro hiciera sus necesidades. Pero como en todas partes, había gente incívica (especialmente personas ajenas al vecindario) que luego no recogía los excrementos de su animal, por lo que un reducido sector del vecindario empezó a quejarse, hasta que un día decidieron (aún no sé cómo ni en qué momento se votó) poner una valla y una puerta con un candado para no poder acceder nunca más a ese pequeño y abandonado solar.

He de decir que desde entonces nadie ha vuelto a acceder ahí, de hecho la puerta no la he visto nunca abierta y la cadena y el candado presentan ya un aspecto harto oxidado y ha crecido la hierba y los rastrojos poco o nada cuidados.
Además de eso nadie me ha facilitado aún una copia de la llave de esa puerta que supuestamente hemos pagado entre todos los vecinos.

Es increíble hasta dónde puede llegar el poder y la protesta de unos pocos por algo tan tonto y luego por cosas más serias, como por ejemplo la cantidad de mierda que generan en el suelo que pisamos todos los vecinos unos niñatos que de vez en cuando hacen pseudobotellones, nadie hace nada ni les meten en jaulas. De vez en cuando alguna llamada a la policía que de poco sirve.

Ya para concluir quiero mostraros un curioso cartel que algún vecino anónimo dejó junto a la famosa puerta al poco de su instalación. Cuánta razón.

1 comentario:

Esther dijo...

tomá! qué poético el autor. Si te sirve de consuelo, idiotas hay en todos sitios, en mi bloque hay alguien que llegó a la feliz idea de que el garaje es como la calle y que cuando llueve lo mismo da pasear al perro en un sitio que en otro...

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